Rosa Luxemburgo


Róza Luksemburg, más conocida con el nombre castellano de Rosa Luxemburgo (Zamosc, 5 de marzo de 1871 – Berlin, 15 de enero de 1919) fue una revolucionaria y marxista de origen judio, que militó activamente en el Partido Social-Demócrata de Alemania (SPD) hasta 1914 y que era partidaria en aquella época de la Abolición de la Pena Capital.

Una adolescente Rosa Luxemburgo Nació en el seno de una familia de origen judío. Su padre fue Eliasz Luxemburg III, comerciante de maderas judío, y su madre Line Löwenstein. Tuvieron cuatro hijos antes de Rosa, la cual nació con un defecto en el crecimiento que la discapacitó físicamente toda su vida. Después de estar postrada en cama por una dolencia en la cadera a la edad de cinco años, se quedó con una cojera permanente.
Al mudarse a Varsovia, Rosa asistió a un instituto femenino de segunda enseñanza (Gymnasium) desde 1880. Incluso a esa edad tan temprana, Rosa aparece ya como miembro del partido polaco izquierdista «Proletariat» desde 1886.
En 1887 Rosa terminó la educación secundaria con un buen expediente, pero tuvo que huir a Suiza en 1889 para evitar su detención. Allí asistió a la Universidad de Zurich junto a otras figuras socialistas, como Anatoli Lunacharsky y Leo Jogiches, estudiando filosofía, historia, política, economía y matemáticas de forma simultánea. Sus áreas de especialización fueron la Teoría del Estado, la Edad Media y las crisis económicas y de intercambio de stock.
En 1893, junto a Leo Jogiches y Julián Marchlewski (alias Julius Karski), fundaron el periódico La causa de los trabajadores (Sprawa Robotnicza), oponiéndose a las políticas nacionalistas del Partido Socialista Polaco y con Leo Jogichesco fundó el Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia (SDKP).
En 1898, Rosa Luxemburgo obtuvo la ciudadanía alemana al casarse con Gustav Lübeck, y se mudó a Berlín. Allí participó activamente con el ala más izquierdista del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), definiendo claramente la frontera entre su fracción y la teoría revisionista de Eduard Bernstein, atacándole en 1899 en un folleto titulado «¿Reforma Social o Revolución?».
Entre 1904 y 1906 su trabajo se vio interrumpido a causa de tres encarcelamientos por motivos políticos. Sin embargo, Rosa Luxemburgo mantuvo su actividad política;en 1907 tomó parte en el V Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en Londres, donde se entrevistó con Lenin.
El 28 de julio de 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial. Todos los representantes socialdemócratas votaron a favor de la propuesta e incluso el partido llegó a declarar una tregua con el gobierno, prometiendo abstenerse de declarar huelgas durante la guerra. Para Rosa Luxemburgo, esto fue una catástrofe personal que incluso la llevó a considerar la posibilidad del suicidio: el revisionismo, al cual se había opuesto desde 1899, había triunfado y la guerra estaba en marcha.
Junto con Karl Liebknecht, Clara Zetkin y Franz Mehring, creó el grupo Internacional el 5 de agosto de 1914, el cual se convertiría posteriormente el 1 de enero de 1916 en la Liga Espartaquista. Escribieron gran cantidad de panfletos ilegales firmados como «Espartaco», emulando al gladiador tracio que intentó la liberación de los esclavos de Roma. Incluso la misma Rosa Luxemburgo adoptó el apodo de «Junuis», tomado de Lucius Junius Brutus, el cual se considera fundador de la República de Roma.
El 9 de noviembre de 1918 el USPD llegó al poder como gobernante de la nueva república junto con el SPD.
Rosa Luxemburgo salió de la cárcel de Wroclaw el 8 de noviembre; Liebknecht lo había hecho poco antes y había ya comenzado la reorganización de la Liga Espartaquista. Juntos crearon el periódico «La Bandera Roja», en uno de cuyos primeros artículos Rosa reclamó la amnistía para todos los prisioneros políticos, abogando por la derogación de la pena de muerte.
El 1 de enero de 1919 la Liga Espartaquista junto a otros grupos socialistas y comunistas (incluyendo la Internacional Comunista Alemana, IKD) crearon el Partido Comunista de Alemania (KPD). Rosa apoyó que el KPD se involucrara en la asamblea constitucional nacional – la que finalmente acabaría fundando la República de Weimar – pero su propuesta no tuvo éxito. En enero una segunda ola revolucionaria sacudió Alemania, la cual algunos de los líderes del KPD – incluida Rosa Luxemburgo – no deseaban promover, previendo que iba a acabar mal.
En respuesta al levantamiento, el líder socialdemócrata Friedrich Ebert utilizó a la milicia nacionalista, los «Cuerpos Libres» (Freikorps), para sofocarlo. Tanto Rosa Luxemburgo como Liebknecht fueron capturados en Berlín el 15 de enero de 1919, siendo asesinados ese mismo día. Rosa Luxemburgo fue golpeada a culatazos hasta morir, y su cuerpo fue arrojado a un río cercano. Liebknecht recibió un tiro en la nuca, y su cuerpo fue enterrado en una fosa común. Otros cientos de miembros del KPD fueron asesinados, y los comités suprimidos.

Su Critica al Clero:

En su libro: «El Socialismo y las Iglesias», expone de forma amplia, el cancer que supone el clero, como componente moral de la sociedad de los privilegiados. Los sacerdotes, en su oficio, se convierten en un componente de propaganda muy importante a favor de los explotadores. Rosa cita así: «Desde el momento en que los obreros de nuestro país y de Rusia comenzaron a luchar valientemente contra el gobierno zarista y los explotadores, observamos que los curas en sus sermones se pronuncian con frecuencia cada vez mayor contra los obreros en lucha. El clero lucha con extraordinario vigor contra los socialistas y trata por todos los medios de desacreditarlos a los ojos de los trabajadores. Los creyentes que concurren a la iglesia los domingos y festividades se ven obligados a escuchar un violento discurso político, una verdadera denuncia del socialismo, en lugar de escuchar un sermón y encontrar consuelo religioso.[…]»
Ella supo analizar cual fue la causa por la que las antiguas comunidades cristianas del Imperio Romano, terminaron degenerando hasta convertirse en lo que supone hoy en día el actual Vaticano.
«Los cristianos sólo deseaban que los que poseían la riqueza abrazaran el cristianismo y convirtieran sus riquezas en propiedad común para que todos gozaran de estas cosas en igualdad y fraternidad. […] En esa situación la sociedad se encuentra dividida en dos clases, ricos y pobres, los que viven en el lujo y los que viven en la pobreza. Supongamos, por ejemplo, que los propietarios ricos, influidos por la doctrina cristiana, ofrecieran repartir entre los pobres la riqueza que poseen en dinero, granos, fruta, ropa y animales. ¿Cuál sería el resultado? La pobreza desaparecería durante varias semanas y en ese lapso la población podría alimentarse y vestirse. Pero los productos elaborados se gastan en poco tiempo. Pasado un breve lapso el pueblo habría consumido las riquezas distribuidas y quedaría nuevamente con las manos vacías. Los dueños de la tierra y de los medios de producción producirían más, gracias a la fuerza de trabajo de los esclavos, y nada cambiaría. Bien, he aquí por qué los socialdemócratas discrepan con los comunistas cristianos. Dicen: “No queremos que los ricos compartan sus bienes con los pobres; no queremos caridad ni limosna; nada de ello puede borrar la desigualdad entre los hombres. Lo que exigimos no es que los ricos compartan con los pobres, sino la desaparición de ricos y pobres.” Ello es posible bajo la condición de que todas las fuentes de riqueza, la tierra, junto con los demás medios de producción y herramientas, pasen a ser propiedad colectiva el pueblo trabajador, que producirá según las necesidades de cada uno. Los primeros cristianos creían poder remediar la pobreza del proletariado con las riquezas dispensadas por los poseedores. ¡Eso es lo mismo que sacar agua con un colador! El comunismo cristiano era incapaz de cambiar o mejorar la situación económica, y no prosperó.
«Al principio, cuando los seguidores del nuevo Salvador constituían sólo un pequeño sector en el seno de la sociedad romana, el compartir los bienes y las comidas y el vivir todos bajo un mismo techo era factible. Pero a medida que el cristianismo se difundía por el imperio, la vida comunitaria de sus partidarios se hacía más difícil. Pronto desapareció la costumbre de la comida en común y la división de bienes tomó otro cariz. Los cristianos ya no vivían como una gran familia; cada uno se hizo cargo de sus propiedades y sólo se ofrecía a la comunidad el excedente. Los aportes de los más ricos a las arcas comunes, al perder su carácter de participación en la vida comunitaria, se convirtieron rápidamente en simple limosna, puesto que los cristianos ricos dejaron de participar de la propiedad común y pusieron al servicio de los demás sólo una parte de lo que poseían, porción que podía ser mayor o menor según la buena voluntad del donante. Así, en el corazón mismo del comunismo cristiano surgió la diferencia entre ricos y pobres, diferencia análoga a la que imperaba en el Imperio Romano, y a la que habían combatido los primeros cristianos. Pronto los únicos participantes en las comidas comunitarias fueron los cristianos pobres y los proletarios; los ricos cedían una parte de su riqueza y se apartaban. Los pobres vivían de las migajas que les arrojaban los ricos y la sociedad volvió rápidamente a ser lo que había sido. Los cristianos no habían cambiado nada.[…]»

Su Personalidad y Crítica:

Rosa Luxemburgo dando un mitin. Franz Erdmann Mehring, publicista, político e historiador alemán, que fundó junto con Rosa y Liebknecht la Liga Espartaquista, dijo de ella: «El más admirable cerebro entre los sucesores científicos de Marx y Engels».
Dietmar Dath, alemán nacido en 1970, y el más joven de sus biógrafos, replica: «Rosa Luxemburgo no era de ninguna manera ese cliché de ángel pacifista con que la identifica cierta izquierda. Era capaz de burlarse increíblemente de sus adversarios, poniéndolos en ridículo con su réplica atroz, una inteligencia verbal superior, un sentido del humor y una ironía a toda prueba».

Rosa Luxemburgo es la desconocida más conocida de Alemania, se dice. No hay prácticamente nadie en este país que no haya oído su nombre por lo menos una vez. Y aunque pocos conocen a fondo su pensamiento, su asesinato la convirtió en figura emblemática a uno y otro lado de la ideología, en manos de notables y gente de a pie. Cada año, clavel rojo en mano, miles y miles se movilizan en torno a su monumento, en el cementerio socialista de lo que era el sector oriental de la ciudad.
Ella tuvo criticas para todos, y nadie se salvó por ello. Desde los reaccionarios, hasta el mismo Lenin recibieron sus criticas. Y si hablamos de la social-democracia alemana, ya no digamos… pues al fin y al cabo, cuando tuvieron la oportunidad, la mandaron asesinar… Se ganó grandes amigos, y grandes enemigos, como todo aquel que es critico.
Lenin, dedica estas palabras: “A veces las águilas vuelan más bajo que las gallinas; pero las gallinas jamás podrán elevarse a la altura de las águilas”.
La crítica a la Revolución Bolchevique, y a los postulados de Lenin y Trotski, hablando de las libertades y la democracia, podría resumirse en esta frase de Rosa: «Cuando se elimina todo esto, ¿qué queda realmente? En lugar de los organismos representativos surgidos de elecciones populares generales, Lenin y Trotski implantaron los soviets como única representación verdadera de las masas trabajadoras. Pero con la represión de la vida política en el conjunto del país, la vida de los soviets también se deteriorará cada vez más. Sin elecciones generales, sin una irrestricta libertad de prensa y reunión, sin una libre lucha de opiniones, la vida muere en toda institución pública, se torna una mera apariencia de vida, en la que sólo queda la burocracia como elemento activo. Gradualmente se adormece la vida pública, dirigen y gobiernan unas pocas docenas de dirigentes partidarios de energía inagotable y de experiencia ilimitada. Entre ellos, en realidad, dirigen sólo una docena de cabezas pensantes, y de vez en cuando se invita a una élite de la clase obrera a reuniones donde deben aplaudir los discursos de los dirigentes, y aprobar por unanimidad las mociones propuestas. En el fondo, entonces, una camarilla. Una dictadura, por cierto: no la dictadura del proletariado sino la de un grupo de políticos, es decir, una dictadura en el sentido burgués, en el sentido del gobierno de los jacobinos (¡la postergación del Congreso de los Soviets de periodos de tres meses a seis!). Sí, podemos ir aun más lejos,; esas condiciones pueden causar inevitablemente una brutalización de la vida pública…».
Frente a una frase de Trotski: «Como marxistas nunca fuimos adoradores fetichistas de la democracia formal», contesta: «Es cierto que nunca fuimos adoradores fetichistas de la democracia formal. Ni tampoco fuimos nunca adoradores fetichistas del socialismo ni tampoco del marxismo…». Esta frase queria decir, en palabras de Rosa: «siempre hemos diferenciado el contenido social de la forma política de la democracia burguesa, siempre hemos denunciado el duro contenido de desigualdad social y falta de libertad que se esconde bajo la dulce cobertura de la igualdad y la libertad formales. Y no lo hicimos para repudiar a éstas sino para impulsar a la clase obrera a no contentarse con la cobertura sino a conquistar el poder político, para crear una democracia socialista en reemplazo de la democracia burguesa, no para eliminar la democracia».

Frases Celebres:

1) «La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de otro modo».
2) «La venganza es un placer que dura solo un día; la generosidad es un sentimiento que te puede hacer feliz eternamente».
3) «La libertad no es nada cuando se convierte en un privilegio».
4) «La libertad siempre ha sido y es la libertad para aquellos que piensan diferente”. (escrita mientras estaba en prisión
5) «Socialismo o barbarie».
6) «La libertad, sólo para los miembros de gobierno, sólo para los miembros del Partido, aunque muy abundante, no es libertad del todo. La libertad es siemprela libertad de los disidentes. La esencia de la libertad política depende no de los fanáticos de la justicia, sino de los efectos vigorizantes y benéficos de los disidentes. Si «libertad» se convierte en «privilegio»,la esencia de la libertad política se habrá roto».
7) «Quien no se mueve, no siente las cadenas».
8) «El día en que la clase obrera comprenda y decida no tolerar más guerras, la guerra será imposible».
9) «Sin elecciones generales, sin libertad irrestringida de prensa y reunión, sin una libre lucha de opiniones, la vida muere en cada institución pública, se convierte en una mera semejanza de la vida, en la que solo la burocracia permanece como elemento activo».
10) «En medio de la tormenta… y aquello que se aprende con ardor se arraiga profundamente».
11) «El marxismo es una cosmovisión revolucionaria, que constantemente tiene que luchar por nuevos conocimientos, que no hay nada que desprecie tanto como el aferrarse a formas que alguna vez fueron validas, que conserva su fuerza vital de la mejor manera en la autocrítica y en el tronar de la historia».

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